Esta es una recopilación de tradiciones que tenían y otras que todavía mantienen los habitantes de Anento. Algunas de ellas comunes o similares a las de otros pueblos cercanos, mientras que otras son particulares de los anentinos.
San Blas y Santa Águeda, el 3 y 5 de Febrero.
Se amasaban tortas, magdalenas, galletas, mantecados, mostachones o tortos, escaladas (como tortas), tortas de cacho a las que se les ponía anisetes de colores, pan de pintera, etc.
Los encargados de organizar estas fiestas eran los casados.
En estas fiestas era tradición jugar «al barrón» (parecido a la Barra Aragonesa).
Se realizaba una procesión por las calles del pueblo. Se sacaban los santos de Santa Águeda, San Blas, San Zenón y la Bandera. A los santos se les ponía un roscón y eran sorteados entre las distintas familias del pueblo para portarlos en la procesión.
La virgen del Rosario, el primer domingo de octubre.
En repostería se hacía lo mismo en el horno que en Santa Águeda y San Blas, solo que los encargados de organizar estas fiestas eran en este caso los solteros.
Estos pasaban con una cesta por las casas, y la gente les echaba magdalenas, huevos, etc.
Se realizaba una procesión en la que solo salía la Virgen del Rosario y la Bandera. A la Virgen se la adornaba con hojas de parra y uva.
San Roque y la Virgen, el 15 y 16 de agosto.
Se realizaba una procesión en la que salía San Roque y la Bandera.
Se organizaban carreras de burros. En esta carrera los que montaban el burro se montaban mirando hacia la parte de atrás del burro. La carrera consistía en ir hasta el peirón de la Virgen del Rosario y volver.
Se realizaban también carreras de «entalegaos» (parecida la carrera de sacos pero mucho más complicado). Las carreras más apreciadas y en la que se daban mejores premios eran las «carreras pedestres» que consistían en dar cinco vueltas a un reñal (unos 1500 metros aproximadamente).
Aunque parece un poco fuera de sí, estas carreras pedestres se corrían, como vulgarmente se dice, «en calzoncillos». Debido a lo rudimentario de las vestiduras, cuando se pasaba por delante del público, los mozos se sujetaban los calzoncillos “pa no enseñar”. Algunos mozos se le daban la vuelta para evitar este problema. El público a su paso les lanzaba agua para que se refrescaran.
Se hacía procesión el jueves santo, rezando desde la iglesia hasta el peirón de la Virgen del Rosario, y se volvía a la iglesia. Se sacaban las cruces, los faroles de cristal, el Cristo que se llevaba al hombro y la Virgen de los Dolores que llevaba un manto negro.
El día de Pascua, se hacían en el horno «culecas» que consistían en poner en un pan: un huevo, un trozo de longaniza y otro trozo de chorizo.
El 16 de enero se hacía una hoguera y el cura bendecía a todos los animales.
Se cogían nueces verdes de las nogueras para elaborar el vino San Juanero.
Antes de salir el Sol, la gente tenía que ir al río a lavarse la cara y los pies como un símbolo de quitarse todo lo malo que le había pasado durante el año.
De madrugada también se cogían Alviojos (unos cardos) y se ponían en las cuadras para que no les entrara el «mal de ojo».
A las nogueras se les ponía un fencejo en el tronco para que no se agusanasen.
Se iba todo el pueblo a casa del alcalde a rezar el rosario. Y al día siguiente el alcalde daba mostillo de remolacha (como carne de membrillo) a todo aquel que se acercaba.
Cuando fallecía alguna persona, era tradición después del enterramiento, el acudir a rezar durante nueve noches a la casa familiar del fallecido.
Existía una hermandad, y en el entierro era costumbre pasar lista de los cabezas de familia, para constatar las distintas familias que acudían. Los presentes contestaban, «presenteeee» «estaaa» «siiii» y quien no contestaba porque no acudía, se le ponía falta y tenía que pagar una multa a la hermandad.
Los quintos antes de ir a la mili para despedirse de todo el pueblo, pasaban por las casas de todo el pueblo con una cesta y la gente les echaba dinero, este luego se lo repartían y hacían una merienda.
Los mozos en edad de festejar, se juntaban en la plaza e iban a rondar por la noche (normalmente el sábado noche madrugada del domingo). A las mozas que las querían bien, se les cantaba cosas bonitas «ya se que estas durmiendoooo, rebozada entre las mantaaaas, se que estarás diciendoooo, si me pillaraaaa a ese que cantaaa», «en esta calle que entramos tiran agua y salen rosas, por eso la llamamos la calle de las hermosas» y se le ponía un ramo de flor de almendro. A las mozas que no se las querían, les ponían un «zancarrón» (hueso de burro muerto) y se les cantaban cánticos menos bonitos: «las tres hermanas duermen en una cama de flores y para almohada tienen la funda de mis cojones», «en esta calle que entramos, tiran agua y salen ranas, por eso la llamamos la calle de las marranas».
En la actualidad se a arraigado como tradición, la representación de obras de teatro, realizadas voluntariamente por jóvenes del municipio y que están basadas en historias o cuentos que puede que pasaran en Anento.